martes, 17 de agosto de 2010

Tormenta de verano

Cuando eramos chicos las primeras tormentas de verano, que acogíamos con júbilo, nos traían la novedad de ponernos zapatos y calcetines finitos, tras todo el verano medio descalzos por ahí, medio salvajes.....

Tambien nos traían las idas y venidas siempre misteriosas de la familia a recoger los uniformes a la ciudad, con esas faldas que invariablemente nos estaban largas,
junto a la emoción de forrar los libros nuevos del cole y de reencontrarnos con amigas que veraneaban en otros lugares.

Hoy, que parece que va a volver a llover, pienso en los encuentros producidos a lo largo de este verano, amarguinhas y cervecitas de por medio, y en aquellos otros que quedan por darse, porque estoy viva y porque además en dos semanas vuelvo a estar de vacaciones en la costa.

Mientras, ya que estoy en la ciudad aprovecharé pa acercarme al río, porque me apetece seguir viendo agua, aunque no pueda ser la del mar......

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